La Iglesia latinoamericana hoy
De acuerdo a Deiros el
protestantimo llegó a expensas del catolicismo que no lograba salir de sus
problemas en América Latina. La falta de sacerdotes y la
incapacidad de adaptarse al cambio, creo un "vacío" en el cual pudo
germinar la semilla del protestantismo.
Pero sus raíces han sido poco
profundas y con una falta de memoria, siempre espera algo nuevo, la siguiente gran
moda.
El internet le ha permitido a la
iglesia conocer el gran buffet de predicadores, ministros de alabanza e
iglesias, soñando que en su pequeña iglesia, con su pastor que si bien le va
estudio un instituto le de lo que está viendo en la pantalla.
Así, la iglesia local se
convierte en un lugar de insatisfacción porque el "pastor" no predica
con la misma unción o poder, dónde no hay sanidades y solo hay una
guitarra para cantar.
No bastándonos eso, también tenemos
la capacidad de intentar copiar, olvidamos que no es la misma cultura, compramos bibliografía traducida que contiene
ejemplos que no podemos replicar o entender.
Copiamos cuando queremos que
nuestras iglesias sean todo aquello que vemos en nuestras pantallas, incluso,
es mejor una pantalla que aquel predicador que no es tan “carismático”.
La posmodernidad ha invadido la
iglesia cuando esperamos que la alabanza, la predicación, las instalaciones
sean todo aquello que nosotros esperamos, pero sino es así,
siempre habrá otra opción doblando la esquina o abriendo el computador.
Y con todo esto la iglesia sigue luchando con que la
gente “entre”: mejores instalaciones, café en las clases, una alabanza avivada
(esta definición claro está, dependerá de cada persona), una predicación
explosiva.
Hacía adentro; queremos
llevarlos y cerrar las puertas detrás de ellos para que no se vayan, pero ¡Oh
sorpresa! Salen por la puerta de atrás, otros por las ventanas y los que se
quedan ocupan banca.
Y eso nos ha bastado ¡Qué no
se vayan!, que ocupen una banca, que
dejen sus diezmos.
¿Y qué pasa con el mundo sin
fundamentos? ¿Qué pasa con el mundo del vacío?, ¿los dejamos afuera y permanecemos
en un lugar seguro?
Lo sabremos cuando nuestros
jóvenes no regresen a la iglesia, cuando nuestras iglesias comiencen a quedar
vacías, cuando las reglas son más importantes que las personas.
Y es que no quiero llamar a
la anarquía, ¿hay reglas? ¡Claro que sí!
Debemos tener límites, ¿alguno?
La Teología Sistemática es uno de ellos, pero la iglesia en su afán de
mantenerse pura y santa ni siquiera se ha cuestionado si su teología
sistemática requiere una revisión; la iglesia no ha sacado ni la nariz y cuando
la saca, lo que sabe hacer es menear la cabeza en señal de desaprobación.
Pero no todo está perdido,
ni tampoco podemos ser tan dramáticos, la iglesia Latinoamericana tiene la
capacidad de mutar y ajustarse al siguiente movimiento.
Su permanencia no ha sido un error y su mente olvidadiza tal vez no sean solamente un mal, también pueden ser una bendición.
Una bendición que le
permitirá acercarse con los que sufren, esta amnesia puede ayudarle a perdonar
pronto y volver a la carga.
No todo está perdido, tiene que
volver a sus fundamentos pero es buena adaptándose a su entorno, a las personas
y a sus situaciones difíciles.
La iglesia en América Latina es fuerte, siempre está en combate, basta echarle
un ojo a las redes sociales. Tal vez lo único que le
falta es dirección.
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